Bien lo dice el refrán: «hasta la belleza cansa» y en el PLD, por supuesto, esto no es una excepción. Es más bien una regla que parece hacerse patente en buena parte de sus dirigentes. Es que muchos de ellos tienen más de diez años en sus cargos, tanto en el Partido como en el Estado y quizás por eso han ido soltando las riendas de sus obligaciones.
Es indiscutible que el cansancio de las personas que dirigen una institución impacta su rendimiento, porque se tornan abúlicos, indispuestos y muy confiados, como esos empleados que están más atentos a la hora de salida que a la satisfacción de los usuarios de sus servicios.
Quizás por esta razón, durante el último proceso electoral, las direcciones de campaña fueron fragmentadas, abriéndose nuevos espacios a dirigentes que permanecían subutilizados, pero con muchas ganas de hacer aportes.
En nuestra circunscripción, por ejemplo, donde tradicionalmente había una sola dirección de campaña, se crearon seis, con lo que se logró dinamizar la militancia y obtener el triunfo.
Otro fenómeno que confirma esta hipótesis es la total parálisis de la dirección de la circunscripción, un organismo que desde su fundación, en el año 2001, se reunía varias veces al mes, ha caído en un letargo desde el 2012, hace dos años, que ha pulverizado la vida partidaria en las demás instancias de la organización en nuestra demarcación.
Esta inacción es tan penosa que se ha llegado al colmo de olvidar el 105 aniversario del nacimiento del profesor Juan Bosch, es decir, para la dirección del PLD en nuestro distrito ha pasado sin pena ni gloria el natalicio, nada más y nada menos, que de su fundador y líder histórico.
Si no es porque Luis Alberto Tejeda y su equipo político organizan un homenaje a Bosch en el club de los Billeteros, hubiese pasado inadvertido el aniversario del Maestro que tanto se sacrificó para que el PLD pudiera estar donde está hoy, con tantos dirigentes disfrutando las exquisitas mieles del poder.
Este «olvido» es un indicador indiscutible de la perdida de mística, de visión y de compromiso con los valores que han sido nuestra razón de ser.
Es que las organizaciones, como las personas, presentan signos de agotamiento cuando han cumplido su ciclo vital, y por eso, se hace ineludible su renovación, para que la vida continúe y y no se produzcan desfases fatales.
La cosa es tan así que los líderes responsables cuando se percatan de esta realidad propician ellos mismos su relevo, tal y como lo hizo Juan Bosch al retirarse como presidente del PLD y empoderar al Comité Político para que llevara la antorcha en lo adelante.
En nuestra circunscripción es más que evidente que hace falta la incorporación de sangre nueva, para poder enfrentar con éxito nuestros desafíos, y ya que nuestro partido ha pospuesto ese cambio, podemos y debemos aprovechar la oportunidad que nos da el próximo torneo electoral para introducirlo.
Tenemos que hacerlo, porque, o cambiamos o nos cambian.
En esencia, eso fue lo que pasó cuando nos resistimos a incorporar las transformaciones estructurales que requería el PLD durante el cuatrienio 1996-2000; entonces sufrimos ver cómo a pesar del excelente gobierno que encabezó Leonel Fernández, el PRD nos barrió en el 98, y nos volvió a barrer en las presidenciales del 2000, cuando casi duplicó nuestra votación, y nos volvió a barrer en las elecciones de medio término del año 2002, hasta que los efectos innovadores del VI Congreso Profesor Juan Bosch nos habilitaron para propinarle cinco pelas seguidas al partido blanco y tomar el control de los ayuntamientos, el congreso y el ejecutivo, por tres periodos seguidos.
Y aclaramos que no proponemos cambiar todo lo viejo, que supondría desperdiciar capital político acumulado, pero mucho menos cerrarnos a lo nuevo, pues significaría la muerte por anquilosamiento.
Renovemos con prudencia. En el PLD somos expertos en eso, pero renovemos.
Aprovechemos que la historia vuelve a poner en nuestras manos la oportunidad de enriquecer nuestra oferta electoral, incorporando sangre nueva, con los bríos necesarios para enfrentar nuestros desafíos, con voluntad para innovar, con disposición a escuchar a los compañeros y a buscarle respuestas a sus demandas, en fin, para corregir lo que está mal y continuar obteniendo el favor del pueblo dominicano.
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