Con los aportes del científico norteamericano George Lakoff quedó claro que las palabras tienen poder para estructurar el pensamiento, las percepciones, los valores y las actitudes que tienen las personas de su realidad.
Entre nosotros el profesor Juan Bosch de alguna manera, como político fino y excelente escritor que fue, también tenía una conciencia del valor y el poder de las palabras para estructurar la realidad que percibimos.
Por eso el maestro de la política dominicana pudo conectar con los electores en el 1962, en su mayoría campesinos con un muy bajo nivel cultural, y ganar aquellas elecciones con el 59 por ciento de los votos.
Más adelante en el tiempo, Bosch, al crear el PLD, puso mucho celo en los conceptos y términos con los que se iban a denominar sus concepciones y prácticas, pues todo tenía que estar en armonía con la misión y la visión de la organización que el mismo denominó «un partido nuevo en América»
El mismo Bosch empleaba de manera pública, enfática y reiterativa la terminología que permitiría que el PLD se instalara en la mente de los dominicanos como un partido diferente.
Así le escuchamos hablar incansablemente de organismos, unificación de criterio, centralismo democrático, etc.
Para mí este es un mensaje desconcertante.
Por eso en su momento el proyecto de la «Avanzada Electoral» encabezado por Salvador Jorge Blanco enfrentó de manera radical al «proyecto» de Jacobo Majluta hasta el punto de preferir que ganara las elecciones del 1986 el doctor Joaquín Balaguer.
Por eso Jacobo Majluta con su proyecto «Frente de Convergencia Democrática» enfrentó de manera radical al proyecto de José Francisco Peña Gómez y luego salió a formar su propio partido, el PRI.
En el PLD el «proyecto» es el de la organización, no el de un individuo u otro, y más que de «proyecto» se habla, como corresponde a una organización moderna, de una misión y una visión, aquellas que formulara de manera magistral el profesor Juan Bosch, dándole trascendencia histórica y elevándola al punto más álgido de los valores cívicos y patrióticos: completar la obra inconclusa de los padres de la patria.
La expresión «Proyecto Leonel Presidente» suscita un marco individualista más que colectivo, abdica nuestros valores y nuestras mejores tradiciones. Yo no creo que Leonel Fernández esté de acuerdo con ese esperpento lingüístico.
Al contrario, es el mismo Leonel Fernández quien nos advierte sobre la necesidad de contar con militantes que tengan ideas y valores claros.
Fernandez aborda la importancia de las ideas en una disertación que lleva como título «Hacia una nueva visión de la Formación Política en el PLD» que se puede encontrar en Youtube, en la que plantea:
«Una organización política necesita tener gente que domina lo que se llama el aparato ideológico del Partido, que es el conjunto de las ideas, valores y principios que tiene esa organización, porque de lo contrario los de la organización opuesta trataran de convencer a los nuestros de que no tenemos visión, de que no tenemos norte, de que no sabemos por qué estamos luchando, por qué estamos participando en la lucha de la cual somos parte y sobre esa base se entra en una debilidad, los demás nos pueden convencer y nosotros sucumbir en la lucha política. En el mundo de hoy es clave eso que se llama batalla de las ideas, al final todo es eso y si un partido no educa a sus miembros en entender las ideas que defiende, entonces esa organización política va a sucumbir»
Pero además es una verdadera ironía histórica, copiar la terminología de la organización política a la que se ha derrotado en cinco procesos electorales consecutivos, cuando debería ser la organización perdedora la que se revise y copie los métodos de los vencedores.
Alguien podría pensar que todo esto es mucha alharaca por unos simples términos. Es que más que términos podríamos estar asistiendo a un proceso de deterioro de nuestra identidad política que como siempre se muestra a través de las palabras que usamos, las que dejamos de usar.
Esto no es un hecho aislado. Durante el proceso presidencial pasado, por ejemplo, vimos atónitos como nuestros Comités de Campaña pasaron a llamarse Comandos de Campaña, otra triste expresión de pérdida de identidad organizacional.
En cambio, hablar de «comité» remite a un marco más democrático, un tipo de organización más horizontal, donde la opinión de todos importa, se valoriza el consenso y la decisiones son tomadas con métodos democráticos. Algo más parecido a lo que Juan Bosch proyectó para su partido.
Yo propongo que recapacitemos, que retomemos nuestros términos, nuestros valores y nuestra identidad, que cuidemos, en fin, nuestro lenguaje, el portador por excelencia de nuestra identidad política e ideológica.
@LeonelFernandez
#leonelfernandez
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