Manuel Jiménez y el aventurerismo

Alfonso Caraballo

Alfonso Caraballo

Manuel Jiménez renunció del Partido de la Liberación Dominicana,PLD, denunciando  que este  se había distanciado de la esencia boschista que le había dado origen y razón de ser. Pero, ¡Oh paradojas de la vida!, el mismo Manuel, una vez fuera del PLD,  parece mucho menos boschista que cuando estaba dentro.

El Manuel Jiménez que estaba dentro del PLD se caracterizó por su mesura, su comedimiento y su apego a los métodos democráticos de acción política. Casi parecía un sacerdote, como los peledeístas de los mejores tiempos. Aunque hay que considerar que cada vez que compitió ganó.

Ahora que, estando fuera del partido morado,  pierde una competencia por una cantidad de votos abismal, Jiménez se revela como el típico  izquierdista que el profesor Juan Bosch combatió por sus desenfoques y sus erráticos métodos de lucha.

Como consta en nuestra historia, después de la guerra de abril del año 1965 los líderes izquierdistas dominicanos plantearon una gran diversidad de tesis y estrategias que no se correspondían con la realidad política, social y económica de la República Dominicana y que conducían a la juventud de la época  a una confrontación radical con el régimen balaguerista, convirtiéndolos en carne de cañón.

Desde la ciencia política a esa forma de actuación se le denominó aventurerismo.

Por ejemplo, el  Instituto Nacional de Estudios Políticos  (INEP) en su Diccionario Electoral define el aventurerismo como «la tendencia a tomar iniciativas políticas al margen de las condiciones concretas de una determinada situación (como la correlación de fuerzas, por ejemplo), la cual implica una grave probabilidad de fracaso. El término se deriva de la palabra aventura, del latín "adventura", que significa "cosas que van a suceder»

El autor de «Derroche» con su salida del PLD emprendió una serie de acciones que calzan a la perfección con dicho concepto.

Primero, sale de su partido abandonando a su equipo político, su estatus de miembro del Comité Central y su diputación, para lanzar una candidatura a alcalde en base a la construcción relámpago de una supuesta mayoría que nunca se hizo tangible.

Finalmente Jiménez fue candidato a alcalde  por una de las fuerzas políticas más pequeñas de la República Dominicana, el Frente Amplio, que ni es frente ni es amplio;   y gestionó serlo de una de las fuerzas más conservadoras de toda nuestra historia: el Partido Reformista Social Cristiano, organización bajo cuyos gobiernos se asesinaron, encarcelaron y deportaron a tantos jóvenes y que rubricó tantos contratos mineros onerosos. Aunque el apoyo del partido de Joaquín Balaguer llegó a anunciarse oficialmente, no se materializó, pero no por diferencias ideológicas, sino circunstanciales.

Tras su desastrosa derrota electoral en la que obtuvo el 22% frente al  43% de Alfredo Martínez, Jiménez ha hecho denuncias  de fraudes con bases frágiles o inexistentes, luego emprendió una huelga de hambre que culminó en un internamiento y sin ningún resultado político. No contento con todo esto ha invadido las instalaciones del Tribunal Superior Electoral consiguiendo atropellos policiales para algunos de sus seguidores, en fin, ha encabezado la saga de pataleos más espectacular e infundada de los últimos 40 años de historia electoral dominicana.

Ahora auspicia un llamado a huelga.

En medio de todo esto son cada vez más las personas que se preguntan perplejos, ¿qué es lo que quiere Manuel Jiménez? ¿Un muerto?

El citado artículo concluye la definición de aventurerismo de la siguiente manera «En la terminología marxista aventurerismo es toda conducta política irresponsable sin previo análisis que se lanza a acciones mal definidas o aventuradas sin posibilidades intrínsecas de éxito.»

¿Podrá una huelga municipal revertir los resultados electorales a favor de Manuel? Nadie en su sano juicio contempla esta posibilidad.

Mucho me temo que la figura  de Jiménez, después que abandonó el PLD, se esté equiparando más a la del barbudo Juan Hubieres que a la del insigne profesor de la política dominicana, Juan Bosch, que justamente hoy, 30 de junio, cumple 107 año de haber nacido.

No hay dudas de que Bosch merecía mejores discípulos.