Don Quijote de Worson Welles |
Niño soy tan preguntero,
tan comilón del acervo,
que marchito si le pierdo
una contesta a mi pecho
tan comilón del acervo,
que marchito si le pierdo
una contesta a mi pecho
Silvio Rodríguez
Hay dos tipos de intelectuales en relación con sus hábitos de lectura: aquellos que leen mucho, y los que simulan que leen mucho, pero que en realidad no lo hacen. Una de las herramientas de la que se valen estos para aparentar una cultura robusta es el uso de citas de libros que realmente no han degustado.
En este sentido, una de las obras más utilizadas para proyectar la imagen de fino lector es el famoso Quijote, y unas de las frases que más se le atribuyen en este ejercicio es la famosísima: «Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos».
La frase alude, inicialmente, a personas mediocres (perros) que critican (ladran) motivados por la envidia a quienes se destacan (lo que van montados, por encima del nivel de los mediocres). De modo que cuando se emplea en este contexto se corresponde con su sentido primigenio.
Pero, esas mismas palabras en boca de un genio no significan lo mismo que en la de una persona que dista mucho de serlo. En este último caso lo que suele ocurrir es que se degenera su significado hasta invertirlo, incluso.
Es así como vemos que para muchas personas que son objeto de críticas (especialmente narcisistas, ególatras y funcionarios públicos bajo ataque) esgrimen horondos la frasecita para salir del paso, con un postín intelectualoide tan trasnochado como penoso.
En realidad la crítica es una disciplina noble, un ejercicio intelectual de envergadura, un mecanismo para corregir lo que está mal y una de las acciones más características de los regímenes democráticos.
Y no solo eso, los currículos educativos, a nivel básico y superior, la establecen como una de las capacidades a desarrollar en los educandos y los países desarrollados invierten miles de millones de dólares en fundaciones y universidades que la tienen como aporte al desarrollo de su ciudadanía.
En un caso más cercano, el PLD, por ejemplo, esta estaba inserta en la agenda cotidiana de sus organismos, que al reunirse debían establecer un punto denominado «Crítica y Autocrítica». Mediante este ejercicio se procuraba un perfeccionamiento constante del accionar de los militantes de la organización y de sus planes de trabajo.
También en las empresas privadas, las organizaciones sin fines de lucro e instituciones de la administración pública está presente a través de métodos como el FODA, mediante el cual, en una atmósfera democrática y participativa, se lleva a cabo un ejercicio crítico indispensable para elaborar planes y estrategias realistas, eficientes y eficaces.
A pesar de todo esto, hoy en día acudimos al triste espectáculo de ver como individuos, que se autocalifican de democráticos y transparentes, reaccionan descalificando alegremente a todo aquel que expresa una crítica, utilizando la frase que atribuyen al Quijote, una obra fundamentalmente crítica, para descalificar, denostar, eludir responsabilidades, autoalagar su ego, etc.
Lo que así actúan no se dan cuenta de que al usar esta frase se descalifican en el acto, primero, porque la están atribuyendo a una obra y a un autor a los que realmente no les pertenece, con lo que dejan en claro que no la han leído a pesar de la pose intelectual, segundo por que confunden el concepto de crítica con el de ataque y reaccionan siempre en son de guerra, defendiéndose o atacando, nunca autoevaluándose.
Con relación a la falsedad de la atribución de esta frase al Quijote, en la página de internet, es.wikiquote.org, en la sección Citas Incorrectas, por ejemplo, se dice a este respecto:
«Una frase frecuentemente atribuida a Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, no aparece en ninguna parte del libro. El origen, según Arturo Ortega Morán es el poema Labrador (1808) de Goethe: «Pero sus estridentes ladridos / sólo son señal de que cabalgamos». La adición del nombre Sancho se produjo, por error, en algún momento de la primera mitad del siglo XX» (http://es.wikiquote.org/wiki/Citas_incorrectas)
Por otro lado, Mariano Akerman, Historiador del Arte e investigador, en su blog akermariano.blogspot.com, publica un artículo titulado: «El poder de la paráfrasis», donde explica con más detalles el origen del error y su evolución hasta nuestros días:
«Con todo, el problema puede presentarse a partir del momento que gente que no ha leído el Quijote termina por atribuirle a Cervantes las palabras de Wells, cosa que hablaría de una paternidad equivocada.
Históricamente, Nilo Fabra introdujo un "Ladran, señal de que cabalgamos" en un artículo que publicó en El Imparcial en 1916 y algo semejante hizo Juan Sábato en otro de 1945, "Por una política nacional de la energía eléctrica," donde tal frase reaparece, pero con Sancho incluido.
Dos lustros más tarde, el film de Welles fue traducido al castellano y, cuando el público hispanohablante oyó con sus propios oídos el "Ladran, Sancho, señal que cabalgamos" siendo pronunciado por la mismísima boca de Don Quijote de la Mancha, ni dudó en atribuírselo a Cervantes. Evidentemente, el público en cuestión no tuvo en cuenta que el guión de esa película inspirada en una obra literaria no era calco ninguno de la monumental obraque la inspiró.» (http://hola-akermariano.blogspot.com/2011/07/cabalgar-o-ladrar.html)
Históricamente, Nilo Fabra introdujo un "Ladran, señal de que cabalgamos" en un artículo que publicó en El Imparcial en 1916 y algo semejante hizo Juan Sábato en otro de 1945, "Por una política nacional de la energía eléctrica," donde tal frase reaparece, pero con Sancho incluido.
Dos lustros más tarde, el film de Welles fue traducido al castellano y, cuando el público hispanohablante oyó con sus propios oídos el "Ladran, Sancho, señal que cabalgamos" siendo pronunciado por la mismísima boca de Don Quijote de la Mancha, ni dudó en atribuírselo a Cervantes. Evidentemente, el público en cuestión no tuvo en cuenta que el guión de esa película inspirada en una obra literaria no era calco ninguno de la monumental obraque la inspiró.» (http://hola-akermariano.blogspot.com/2011/07/cabalgar-o-ladrar.html)
De modo que, amigos y amigas, hay que ser más humilde, no ensalzarse con una frase cuyo real sentido no se ajusta al momento ni a la persona que la utiliza y de la cual no se sabe ni su origen. Tenemos que aceptar que las críticas, no el vituperio, son buenas porque nos señalan áreas de nuestra persona o de nuestro proyecto que debemos mejorar y cuando se responde con mucha animosidad a ellas lo que hacemos es confirmar que realmente debemos mejorar, empezando por bajarle un poco a nuestro ego.
¿Entendido, Sancho?
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