Humano usado como una batería en Matrix |
Ignorar al otro es una estrategia dirigida a crear las condiciones que permita inhabilitarlo, utilizarlo y luego desecharlo, llegando incluso a eliminar el remordimiento como la típica señal de la mala conciencia.
Este mecanismo, sus causas y diferentes vertientes fueron abordados en el VII Congreso Argentino de Psicoanálisis.
«Esta impersonalización que transforma al otro en una cosa es hoy una característica de nuestra sociedad» planteó el sicoanalista Alfredo Paincera en su conferencia.
¿Y qué es una cosa? Algo de los que nos servimos para satisfacer nuestras necesidades, sin la capacidad de pensar, ni sentir, ni actuar, como un celular, una batata o un condón.
Estas conceptualizaciones me hicieron pensar en los dirigentes medios y de base enmarcados en los denominados equipos y corrientes, con dirigentes que tienden hacer justo lo que se describe en el mencionado evento científico: cosifican a sus integrantes, es decir, son transformados en cosas, cuya situación particular, ideas y sentimientos realmente no importan. Son reducidos a una secuencia numérica en una lista que indica los votos con los que se pueden contar para una aspiración particular.
Painceira, el sicoanalista mencionado, matiza el asunto así: «Los vínculos entre las personas tienden a hacerse cada vez más instrumentales. El otro pierde su carácter de semejante para convertirse en cliente, rival o sencillamente en un instrumento para obtener algo» y trae a colación una advertencia de Juan Pablo II, «quien poco antes de morir dijo que el peor de los males de este tiempo es el de la inadvertencia».
Pero, ¿por qué reducir al otro a una nada? «El saber popular lo resume con la frase “La libertad de uno termina donde empieza la del otro”. La ecuación es sencilla: si el otro no existe, la libertad de uno se expande».
Pero los individuos que son víctimas de esta cruel estrategia de dominio no se quedan en la nada todo el tiempo a veces reaparecen: «En nuestra cultura cada vez es menos frecuente la relación yo-tú, y cada vez es más frecuente el contacto puramente del otro, que pasa a existir exclusivamente cuando es un obstáculo o cuando lo necesitamos.»
Muchos de los planteamientos vertidos en el mencionado congreso fueron recogidos en el artículo «Ignorar al otro, un signo de estos tiempos», publicado en lanación.com.
El parecido con tantas situaciones actuales me ha llevado a reseñar esas ideas para compartirlas con los lectores de este medio.
No permitamos que nos cosifiquen, reclamemos nuestro derecho a existir, a ser tomados en cuenta como personas, no como instrumentos desechables.
Fuente: lanación
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